Dice una conocida sevillana de los Romeros de la Puebla: “Cuenta la leyenda sevillana que te cambiaron por un reloj…Que el Hospital de las cinco llagas de esta manera te perdió…Con una muralla de amor en san gil te cobijaron y así fue creciendo el fervor al transcurrir de los años. “
Indice
- Pongamonos en situacion
- El extraño aventurero que queria viajar
- El desconocido y su legado
- Las dificultades economicas del hospital
- Una nueva Hermandad
- El mitico acuerdo
- Fin de la leyenda
- Procedencia de la Esperanza Macarena
En muchas ocasiones, Sevilla y su historia se vuelven borrosas, confundiendo lo que es real con lo que es ficción. A lo largo del tiempo, la gente ha creado relatos para explicar fenómenos curiosos o embellecer eventos y destacar la importancia de imágenes, calles o personas en la vida cotidiana de la ciudad. Esas leyendas se transmiten de generación en generación, creando una nebulosa que envuelve a Sevilla en un aura de misterio y fantasía.
Todas estas leyendas e historias de Sevilla, te las contamos con todo lujo de detalles y en persona en nuestras rutas guiadas por esta magica ciudad y que te ofrecemos a continuacion:
Hoy voy a compartir otra historia sevillana que puede que sea verdadera o inventada, pero que, de todos modos, los sevillanos la consideramos real y digna de ser contada. La primera referencia escrita de esta leyenda proviene de Félix González de León, un cronista de la ciudad en el siglo XIX, y más tarde fue recopilada por José Bermejo en su obra “Glorias Religiosas” en el mismo siglo.
Pongamonos en situacion
Tenemos que remontarnos al siglo XVII, específicamente a mediados de esa época, para encontrar los antecedentes de esta historia. Los diversos episodios que vamos a explorar encajan de manera sorprendente, a pesar de que en un principio parecen no tener ninguna conexión. Sin embargo, convergen en un punto clave, otorgando un toque romántico a esta leyenda.
La leyenda se refiere a la Hermandad de la Macarena, una cofradía religiosa muy antigua que se estableció en el desaparecido convento de San Basilio a finales del siglo XVI. En sus inicios, la hermandad solo tenía una imagen de un crucificado a la que rendían culto. Esta hermandad se conoce oficialmente como “Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena”.
El extraño aventurero que queria viajar
Volvamos atrás en el tiempo hasta el siglo XVII, en la hermosa ciudad de Sevilla, para descubrir la historia de un hombre que tenía un sueño: subirse a uno de los barcos que salían todos los días hacia las lejanas tierras de las Indias. algo muy habitual en aquel entonces al objeto de hacer fortuna y ampliar horizontes, o bien por huir de la justicia, estos lugares exóticos estaban llenos de especies y maravillas nunca antes vistas. Allí vivían personas con extraños idiomas y sorprendentes habilidades en la artesanía y la joyería.
La verdad es que este valiente aventurero anhelaba presenciar con sus propios ojos todo lo que se contaba sobre el “Nuevo Mundo“. Sin embargo, un día desafortunado, justo antes de que sus sueños pudieran hacerse realidad, el hombre enfermó repentinamente y fue ingresado de urgencia en el Hospital de las Cinco Llagas, que hoy en día alberga el Parlamento Andaluz, para recibir tratamiento y recuperarse.
Pasó un tiempo interminable entre el delirio y la realidad mientras luchaba contra su enfermedad inevitable. En ocasiones, creía estar navegando hacia las Indias; otras veces, pensaba que ya había llegado al Nuevo Mundo y se encontraba enfermo por el arduo viaje, lo cual le daba cierta tranquilidad. A pesar de los esfuerzos, nada pudo salvar su vida y finalmente, un día, este hombre exhalaría su último aliento en la ciudad de Sevilla, dejando un legado tras de sí.
El desconocido y su legado
Este hombre era desconocido en la zona. Nadie sabía quién era, se pensaba que era extranjero. Sin embargo, él nunca hablaba sobre su vida o sus dificultades, y nadie se presentó para reclamar su cuerpo o sus posesiones. Todo lo que tenía lo llevaba en su maleta, que apenas contenía algunos sueños destrozados. En el hospital guardaron sus pertenencias por si algún familiar las reclamaba, pero parecía que nadie siquiera se había percatado de su existencia, y mucho menos de su muerte.
Después de un año sin que nadie reclamara sus pertenencias, la dirección del decidió quedarse con las pocas cosas que el hombre tenía al ingresar: su maleta y su contenido. Al abrir la maleta, descubrieron unas manos y la mascarilla de una virgen dolorosa; viendo esto, las monjas decidieron guardar estas piezas con cuidado. Aunque las piezas eran hermosas, las monjas no encontraron espacio en la capilla para colocarlas en un altar, por lo que las guardaron en un lugar seguro.
Las dificultades economicas del hospital
Con el paso de los años, el hospital enfrentaba dificultades económicas y contaba con escasez de recursos. Una de las necesidades más importantes era la falta de un reloj, ya que tanto las monjas como el personal necesitaban uno para marcar los horarios de las comidas, descansos y actos religiosos. Desafortunadamente, no tenían fondos económicos para comprar uno.
Entonces, ocurre algo curioso: aquí es cuando la Hermandad de la Macarena entra en escena en esta historia.
Una nueva Hermandad
Unos años antes, a finales del siglo XVI, se había fundado una Hermandad en el antiguo convento de San Basilio de la calle Relator (que más tarde se convertiría en la Hermandad de la Macarena). En aquel entonces, esta hermandad contaba solo con una imagen de Cristo crucificado del escultor Pedro Nieto para procesionar durante la Semana Santa. Los miembros de la hermandad deseaban conseguir una imagen de una Virgen Dolorosa para acompañar al Cristo en la procesión y rendirle culto. Así, decidieron buscar una imagen de María Santísima de la Esperanza para completar su cortejo.
Al mismo tiempo y casualmente la Hermandad en el convento de la calle Relator había recibido una generosa donación de un reloj de gran tamaño por parte de un feligrés. Este reloj estaba destinado a ser utilizado para las vigilias nocturnas, pero la hermandad no le daba uso ya que disponían de otro reloj en perfectas condiciones en la Parroquia.
Así comenzaron las primeras conversaciones entre el hospital y la hermandad de los hortelanos.
El mitico acuerdo
Sin embargo, no fue una tarea sencilla, ya que ambas partes deseaban conservar sus respectivas posesiones y no querían desprenderse de ellas. Llegaron a un acuerdo muy peculiar: en lugar de considerarlo un intercambio definitivo, lo tratarían como una cesión temporal sin límite de tiempo. La hermandad realizaría un préstamo del reloj al hospital, mientras que las manos y la mascarilla de la Dolorosa que estaba bajo custodia del hospital pasarían temporalmente a formar parte de la hermandad.
La hermandad tenía el poder de cancelar el acuerdo en cualquier momento, pero el hospital no tendría esa potestad. Se acordó que en el momento exacto en que la imagen entrara en los terrenos del hospital, el acuerdo de préstamo se daría por terminado y cada parte devolvería lo que había tomado prestado.
Con el paso de los años, en el siglo XVIII, los techos de la iglesia de San Gil, donde la hermandad había estado desde 1653, comenzaron a desprenderse. En una madrugada de Jueves Santo, donde realizaba estación de penitencia la hermandad, en uno de los desprendimientos parte del techo cayo. Esto obligó a la hermandad a buscar refugio para sus pasos al regresar al barrio. Se decidió que los pasos y los nazarenos ingresaran a las instalaciones del Hospital de las Cinco Llagas.
Sin embargo, cuando la imagen de la Santísima Virgen, llevada por sus costaleros, se disponía a cruzar la cancela de entrada, un anciano, uno delos mas antiguos hermanos de la corporación, alertó al hermano mayor sobre el acuerdo que se había firmado en el pasado y del peligro de perder la imagen si atravesaba la cancela. El anciano relató al hermano mayor que en su juventud había sido aprendiz de relojero y había ayudado a instalar el reloj en el hospital, por lo que conocía los términos del contrato. Ante esta revelación, la Junta de Gobierno decidió dar marcha atrás y llevar los pasos de regreso a la iglesia de San Hermenegildo, en la Puerta de Córdoba, “por si acaso”.
Fin de la leyenda
Sin embargo, el rumor se rompió. En varias ocasiones, el paso de la Esperanza Macarena ingresó al hospital después de la procesión de penitencia, como sucedió en la mañana del Viernes Santo de 1937 durante la Guerra Civil española. Según la prensa local, la imagen tuvo acceso al interior del hospital para bendecir a los heridos del frente de batalla.
Pero hasta ahí la leyenda, esa es la historia. Años más tarde, ya en el siglo XX, la impresionante imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena ha atravesado esa cancela en ocasiones para visitar a los enfermos del hospital, a pesar de conocer la existencia de esa leyenda y de las supuestas consecuencias. Sin embargo, los responsables del centro sanitario nunca han reclamado ningún derecho sobre la imagen debido a esto.
No podemos confirmar si la historia es real o no, pero en realidad no es tan relevante poder verificarlos. Lo que importa es que Sevilla así lo cree, y eso es suficiente para creer que de una manera tan hermosa la Virgen de la Esperanza pudo llegar a sus devotos y, a su vez, al pueblo sevillano.
La leyenda más antigua de esta historia fue registrada por Félix González de León, un periodista y cronista de Sevilla en la primera mitad del siglo XIX. Posteriormente, en el mismo siglo, fue incluida por José Bermejo en su libro “Glorias Religiosas”.
Procedencia de la Esperanza Macarena
Según relata con algunas dudas, se dice que la Esperanza Macarena habría pertenecido el Hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre, pero no se menciona una fecha precisa y no existen documentos que respalden esta afirmación. Por lo que se deduce que el taller de Pedro Roldan ( y su hija, la Roldana), partieron de la base de la mascarilla de la dolorosa y las manos cedidas que se encontraron en aquella maleta para dar forma a la imagen de la Esperanza Macarena.
En realidad, solo se tiene constancia de que la imagen residía inicialmente en el convento de San Basilio a mediados del siglo XVII, luego fue trasladada a la parroquia de San Gil y finalmente se encuentra en su basílica de la Macarena. Se atribuye la creación de la imagen de la Virgen de la Macarena a La Roldana. Su basílica es considerada de segundo rango, pero cuenta con un gran fervor popular.
El Hospital de las Cinco Llagas, conocido también como el Hospital de la Sangre, es una de las instituciones más emblemáticas del barrio popular. Inicialmente, se encontraba en la calle Santiago, pero luego se trasladó definitivamente a su ubicación actual. El hospital estuvo en funcionamiento hasta 1972 y actualmente alberga el Parlamento Autonómico de Andalucía.
Todas estas leyendas e historias de Sevilla, te las contamos con todo lujo de detalles y en persona en nuestras rutas guiadas por esta magica ciudad y que te ofrecemos a continuacion:
BIBLIOGRAFÍA:
“Tradiciones y leyendas sevillanas“
José María de Mena.
ED: Plaza & Janés, pág. 189.
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