Indice
- Sevilla, ciudad magica y eterna
- Ubicacion: Barrio de San Lorenzo
- ¿Por qué recibió esta calle el nombre de Hombre de Piedra?
- ¿Un hombre petrificado?
- Situemonos en el siglo XV: El Rey Don Juan II de castilla
- La lapida de la Cruz de las Culebras
- La chuleria y braveria de un borracho
- Un ensordecedor Trueno acompañado de un rayo
- Ahora, la realidad.
- El encanto magico de una leyenda
- Bibiografia utilizada:
Sevilla, ciudad magica y eterna
Sevilla, un tesoro de curiosidades esperando a ser descubierto. En cada rincón de esta ciudad se encuentran plazas ocultas, callejuelas envueltas en leyendas, azulejos que narran su propia historia, columnas testigos de los antiguos templos romanos e iglesias que albergan auténticos tesoros en su interior y en sus fachadas. Lo fascinante de Sevilla es que basta con pasear por sus calles para desvelar numerosos detalles que evidencian su valor histórico y patrimonial. Cada paso revela una nueva sorpresa, una historia que contar. Sevilla invita a explorar, a perderse entre sus encantos y a maravillarse con cada descubrimiento. En cada recorrido, se despierta la admiración por su legado único y se confirma que esta ciudad es un verdadero tesoro de curiosidades.
Tanto esta leyenda como muchas otras de este estilo te las contamos personalmente en las distintas rutas que disponemos por Sevilla, donde nuestros guias os dejaran asombrados de la riqueza historica de nuestra ciudad.. Te recomiendo acontinuacion algunas de estas rutas, algunas de ellas gratuitas.
Sevilla, una tierra donde las leyendas y las anécdotas se entrelazan en un enigma fascinante. Al adentrarse en su historia, uno se encuentra con una riqueza de datos, nombres y fechas que pueden sembrar dudas sobre la veracidad de los acontecimientos. Pero hoy, nos sumergiremos en una de esas leyendas que desafiaban audazmente la fe cristiana en tiempos pasados. Un relato cautivador que evoca épocas de misterio y peligro, dejando una huella indeleble en la memoria de quienes lo escuchan.
Ubicacion: Barrio de San Lorenzo
Hoy, nuestra curiosidad nos conduce a un elemento que se alza en plena calle, desafiando a los transeúntes a no reparar en su presencia. Nos dirigimos al pintoresco barrio de San Lorenzo, donde una calleja larga y estrecha, conocida como ‘Hombre de Piedra’, captura nuestra atención y nos inspira a plasmar estas líneas. Ubicada en las cercanías de la Alameda de Hércules, esta calle se extiende en forma perpendicular, conectando la calle Santa Clara con Jesús del Gran Poder y desembocando justo tras la Casa de las Sirenas. Un rincón enigmático que aguarda con misterios y secretos a aquellos que se aventuren a adentrarse en sus recovecos.
Según relata el historiador José María de Mena en su obra ‘Las calles de Sevilla’, durante los siglos XIII al XV, esta misma calle era conocida como ‘Del Buen Rostro’ y Baños de la Estatua. Sin embargo, en tiempos del reinado de Don Juan II, su nombre se transformó al emerger la figura de la estatua del Hombre de Piedra, acompañada de la fascinante leyenda que envolvía su origen milagroso y dramático. Un cambio de nombre que marcó un antes y un después en la historia de esta vía sevillana.
¿Por qué recibió esta calle el nombre de Hombre de Piedra?
La calle Hombre de Piedra, una de las pintorescas vías sevillanas, destaca por llevar consigo un nombre de carácter sumamente singular, cuyo origen se funde con una fascinante leyenda. Aunque no es la única, ya que en esta ciudad existen numerosas calles que también llevan nombres con historias y relatos que las enriquecen y dotan de un encanto especial. Sevilla es, sin lugar a dudas, una ciudad llena de misterios y curiosidades plasmadas en sus calles y plazas, invitando a quienes la recorren a sumergirse en su rica historia y leyendas.
¿Un hombre petrificado?
El enigma que da nombre a esta calle del barrio de San Lorenzo se encuentra a simple vista: en la fachada del número 10, a la altura de la acera, reposa una estatua de piedra en una hornacina. Aunque los relieves han perdido nitidez con el paso del tiempo, se distingue claramente el torso de un hombre que pertenece a la época romana. Es un testimonio fascinante de la presencia ancestral que habita en las calles de Sevilla, una conexión tangible con su pasado y una invitación a adentrarse en la historia viva de la ciudad.
La famosa leyenda del hombre de piedra es ampliamente reconocida por los habitantes de Sevilla, y lo es aún más por contar con un lugar donde se puede contemplar directamente el busto de piedra que inspiró la historia. Este peculiar monumento no pasa desapercibido para aquellos que pasan a su lado, atrayendo su atención y despertando la curiosidad sobre los misterios y las narrativas que envuelven a la ciudad. Es un testigo silencioso de tiempos pasados y un recordatorio de la rica tradición oral que nutre el folclore sevillano.
Situemonos en el siglo XV: El Rey Don Juan II de castilla
Antes de sumergirnos en la intrigante leyenda que nos transporta al siglo XV, en la época del rey Juan II y su trascendental reinado, debemos retroceder en el tiempo y adentrarnos en otro rincón del Casco Histórico de Sevilla. Esta historia nos lleva a la necesidad de comprender una norma que fue promulgada durante aquellos tiempos y que fue plasmada por escrito en numerosos lugares públicos de la ciudad. Esta norma, cuyos detalles pronto desvelaremos, resulta fundamental para desentrañar los acontecimientos que envuelven a nuestra fascinante leyenda.
La lapida de la Cruz de las Culebras
Si nos dirigimos a la encantadora Plaza del Salvador, en su esquina con la calle Villegas, nos encontraremos con un imponente elemento que se adhiere al muro del templo: la imponente Cruz de las Culebras. Aunque es importante destacar que, erróneamente, algunos la llaman la Cruz de los Polaineros. Sin embargo, debemos aclarar que esta última se encuentra en realidad en el pintoresco patio de los naranjos de la iglesia del Salvador.
Cruz de los polaineros
Fuente: Patrimonio de Sevilla
Bajo su sombra, una antigua lápida descansa, con inscripciones en caracteres y ortografía del pasado, cuyas palabras resonantes dicen así:
EL REY DON JUAN. LEY II
«El rey i toda persona que topare el Santísimo Sacramento se apee, aunque sea en el lodo so pena de 600 maravedises de aquel tiempo, según la loable costumbre desta ciudad o que pierda la cabalgadura y si fuere moro de catorce años arriba que hinque las rodillas o que pierda todo lo que llevare vestido…»
Esta lápida explica la tradición por devoción que existía en Sevilla de ponerse de rodillas cuando pasase el Santísimo Sacramento, una piadosa costumbre «de la que no se libraba ni siquiera el Rey ni los más altos caballeros, so pena de perder el caballo y pagar seiscientos maravedises de multa; y el que no tuviera caballo ni bienes, perder la ropa que llevase puesta»
Después de sumergirnos en la historia y la tradición de la antigua cruz en la Plaza del Salvador, volvemos a la barriada de San Lorenzo, pero dando saltos en la historia siglos atrás.Es decir, en torno a esta estatua emerge una leyenda que se remonta a la época en la que prevalecía la mencionada norma del siglo XV.
La chuleria y braveria de un borracho
Según la leyenda, se decía que cualquier individuo debía postrarse de rodillas al paso del Santísimo Sacramento, y es en este contexto donde cobra vida la historia en torno a la estatua del hombre de piedra.
Retomemos el relato en la calle Hombre de Piedra, conocida en aquel entonces como calle del Buen Rostro. La leyenda nos transporta a una taberna ubicada en esa misma calle, donde varios hombres disfrutaban bebiendo vino tabernero. De repente, se escuchó a lo lejos el tintineo de una campanilla y voces que entonaban plegarias. Eran los miembros de la parroquia de San Lorenzo, quienes se dirigían a administrar la última comunión a un enfermo de sus feligreses. Siguiendo al párroco, un grupo de mujeres portaba velas, acompañando el solemne cortejo.
Los hombres abandonaron la taberna y contemplaron cómo la procesión se acercaba por la calle de Santa Clara (una calle con su propia historia legendaria, recordemos el caso de la mujer emparedada). La comitiva se dirigía hacia los alrededores de la futura Alameda de Hércules, aunque en aquel entonces esa zona aún no existía como tal, siendo un terreno pantanoso y degradado
Los hombres de la taberna, a pesar de no ser especialmente religiosos y estar más inclinados hacia el vino y el juego que hacia la piedad, interrumpieron sus conversaciones y, más por obligación que por devoción, se prepararon para arrodillarse por un breve momento ante el paso del sacerdote, quien llevaba consigo el viático con la Hostia. Entre ellos se encontraba Mateo el Rubio, un reconocido delincuente del barrio, conocido por su valentía y por ser el matón local. Con un alarde de valentía e incredulidad, Mateo increpó a los demás gritando: “Panda de cobardes, arrodillándose como mujeres. Ahora verán a un hombre de verdad, porque yo no me arrodillaré, sino que permaneceré de pie para siempre”.
Un ensordecedor Trueno acompañado de un rayo
Y así sucedió. La leyenda narra que, en efecto, en ese preciso momento un rayo cayó sobre el “valiente” Mateo, acompañado de un trueno ensordecedor, hundiéndolo en el suelo hasta las caderas y convirtiéndolo en piedra para siempre. Hoy en día, casi seis siglos después, aún podemos contemplarlo, dando nombre a la calle desde aquel fatídico día.
Desde aquel momento, según cuenta la leyenda, la calle experimentó un cambio de nombre y pasó a ser conocida como “Hombre de Piedra”, en honor al suceso que allí ocurrió. Hasta el día de hoy, podemos contemplar el testimonio de aquel acontecimiento, donde la magia y la realidad se entrelazan en un único lugar.
Ahora, la realidad.
La leyenda relata que Mateo ‘el Rubio’ fue castigado por su blasfemia y transformado en piedra como consecuencia de la ira divina. Desde entonces, la calle en la que se cree que ocurrió este evento pasó a ser conocida como Hombre de Piedra, en memoria de aquel suceso.
Como ocurre con todas las leyendas, esta también tiene una explicación más terrenal y menos fantástica, aunque más cercana a la realidad.
Es muy probable que el supuesto castigo divino a Mateo no haya ocurrido, sino que el “Hombre de Piedra” sea simplemente una estatua romana.
Si nos apartamos de la historia fantástica y adoptamos un enfoque arqueológico, es probable que el objeto en cuestión sea un busto romano que se utilizó como material de construcción en la edificación de un nuevo edificio. Hay quienes sugieren que este busto romano pudo haber sido utilizado como una señal o reclamo de unos baños romanos que se encontraban en la zona. Durante la época musulmana de la ciudad, estos baños se conocieron como ‘los baños de la estatua’. Aunque esos baños ya no existen, la estatua todavía se encuentra empotrada en una de las fachadas de la calle, como un símbolo del pasado histórico de la ciudad, más vinculado a la realidad que a las leyendas.
El encanto magico de una leyenda
Indudablemente, esta historia, más allá de las leyendas, posee un encanto mágico inherente a esta ciudad. Estos vestigios centenarios han resistido el transcurso del tiempo, y como el hombre de piedra, han permanecido durante dos mil años en la fachada del edificio donde está empotrado. Cada uno de estos elementos es un testimonio vivo de la rica historia que Sevilla atesora, y su perdurabilidad es una muestra de la magia que envuelve a esta maravillosa ciudad.
Tanto esta leyenda como muchas otras de este estilo te las contamos personalmente en las distintas rutas que disponemos por Sevilla, donde nuestros guias os dejaran asombrados de la riqueza historica de nuestra ciudad.. Te recomiendo acontinuacion algunas de estas rutas, algunas de ellas gratuitas.
Y RECUERDA, si te ha gustado, nos vendria genial que nos puntuaras, que le dieras un me gusta y si lo crees conveniente compartas esta leyenda a tus amigos y conocidos, que seguro que les gustara tambien!!
Bibiografia utilizada:
- “Calles de Sevilla”,de Jose Maria de Mena
- “Tradiciones y leyendas de Sevilla”, de Jose Maria de Mena
- ABC de Sevilla
- Diario de Sevilla
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