A lo largo de su historia, la ciudad de Sevilla ha sido escenario de numerosas leyendas. Según una de ellas, la ciudad se salvó de una invasión gracias a una partida de ajedrez.
Indice
- Tres importantes personajes
- Al-Mutamid, el Rey poeta
- Expandamos nuestro Reino
- Abenamar, un gran estratega
- Aqui viene la historia romantica que forma la leyenda
- Granos de trigo y un tablero de ajedrez
- El gran desafio al Rey de Castilla
- Jaque mate al Rey de Castilla
- La inteligencia detuvo una invasion
- Realidad o Ficcion?
- Fuentes bibliograficas:
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Tres importantes personajes
Esta historia cuenta con tres personajes principales: Alfonso VI, el rey de Castilla; el rey Al-Mutamid, que gobernaba el reino taifa de Sevilla; y Abenamar, el consejero y amigo de este último.
Una historia con tintes legendarios, así es el relato que se encuentra en los libros de las leyendas sevillanas y que narra cómo, en 1078, durante el cerco a Sevilla por parte del Rey Alfonso VI, lo que parecía una guerra inminente se limitó a las 64 casillas de un tablero de ajedrez.
Al-Mutamid, el Rey poeta
En 1078, la ciudad era gobernada por Muhammad Ibn Al-Mutamid, el conocido Rey poeta perteneciente a la familia de los abadíes.
Después de ascender al trono del Reino Taifa de Sevilla, Abu Bakr Ibn Ammar, también conocido como Abenamar, personaje muy unido al Rey Al-Mutamid por una estrecha amistad, ideó un plan para incorporar Murcia al Reino de Sevilla. Abenamar será el personaje fundamental en esta historia y el que, por ende, salvó a Sevilla de una batalla sangrienta. Además de ser poeta, también era un experto jugador de ajedrez y logró persuadir al rey, que también era poeta, para que lo nombrara visir (gobernador).
Nuestra leyenda sigue con otro personaje principal: Alfonso VI de Castilla, quien pasó su juventud huyendo de la furia de su hermano Sancho II, el usurpador del trono. Durante este tiempo, Alfonso VI decidió buscar algún pasatiempo y, finalmente, se convirtió en un experto en el juego de ajedrez.
Expandamos nuestro Reino
Cuando fallece Sancho II, Alfonso VI siente que su reino es demasiado pequeño y toma una decisión: expandirlo. Así que desde Burgos se dirige a Sevilla, donde gobernaba Al-Mutamid, con el objetivo de anexar ese territorio. Año 1087. Las tropas de Alfonso VI, rey de Castilla y León, se dirigen hacia las puertas de la Sevilla musulmana. Son superiores en número y todo indica que el asedio dará sus frutos tarde o temprano. Al enterarse de esto, Al-Mutamid envía una embajada liderada por su consejero Abenamar para negociar con el monarca y evitar derramamiento de sangre. Ambos se encuentran en Sierra Morena, donde ya se están preparando para el asedio. Mientras tanto, dentro de la ciudad, Al-Mutamid piensa en una forma inteligente de deshacerse de sus enemigos.
Abenamar, un gran estratega
Al llegar a Sierra Morena, Abenamar se encontró con el Rey Alfonso VI, quien lo invitó a su campamento para hablar. A partir de este punto, la leyenda sigue un rumbo diferente a los hechos históricamente documentados.
Durante esa conversación, Abenamar descubrió que el monarca era un apasionado del ajedrez y decidió que sería la manera de cumplir con la misión que se le había encomendado.
Aqui viene la historia romantica que forma la leyenda
La historia fantástica asegura que a Abenamar se le ocurrió en ese encuentro desafiar al monarca cristiano de una manera peculiar con una propuesta que no iba a poder rechazar: En este encuentro Abenamar le propuso a Alfonso VI jugar una partida de ajedrez. Es importante destacar que el ajedrez es la evolución de un juego de mesa practicado en la India y que llegó a Occidente gracias a los musulmanes. Representaba un campo de batalla y los generales practicaban en el tablero sus estrategias militares.
Granos de trigo y un tablero de ajedrez
Por supuesto, él aceptó. La partida no sería solo un juego, sino que apostarían granos de trigo (o tal vez arroz) por cada jugada. Lo que no se esperaba Alfonso VI es que aquel árabe era un jugador de ajedrez excepcional, independientemente que Abenamar estaba preparando una trampa, ya que la apuesta se establecía de la siguiente manera: “Si os gano me daréis dos granos de trigo por el primer cuadro del tablero, cuatro por el segundo, dieciséis por el tercero y así multiplicando el número por sí mismo en cada cuadro”. Alfonso VI, pensando que solo apostaba trigo, aceptó sin pensárselo dos veces.
El gran desafio al Rey de Castilla
La partida terminó con la derrota de Alfonso VI, quien, siendo una persona noble y honorable, aceptó pagar sus deudas. Abenamar no solo demostró ser un jugador mejor, sino también más hábil en matemáticas. Cuando su oponente calculó su derrota, se dio cuenta de que no había suficiente grano en toda Castilla para saldar su deuda.
Se dio cuenta de esto cuando perdió la partida y se calculó la suma total de trigo que debía pagar para cumplir con la apuesta. Era una cantidad de grano que no tenía a su disposición, ya que no existía suficiente trigo en toda Castilla para cubrirlo.
Jaque mate al Rey de Castilla
El Rey de Castilla no podía afrontar su deuda y Abenamar no podía encontrar una oportunidad mejor para hacer el trato que esperaba…
Alfonso se dio cuenta de esto cuando perdió la partida y calculó la cantidad total de trigo que debía pagar para saldar la apuesta. Era una cantidad de grano de la cual no disponía, ya que no había suficiente trigo en toda Castilla para poder cumplir con ello.
Alfonso no podía hacer frente a su deuda y Abenamar no podía encontrar una mejor oportunidad para obtener el trato que esperaba… que Alfonso retirara sus tropas de las tierras de Al-Mutamid. Como era de esperar, Alfonso VI no estaba de acuerdo con ese acuerdo, pero como caballero, debía saldar su deuda. A cambio, había una única condición que el monarca debía cumplir: renunciar a sus intentos de ocupación y no volver a poner un pie en suelo sevillano. Según la leyenda, fue gracias a una partida de ajedrez y la astucia de Abenamar que se logró evitar un intento de invasión que podría haber causado graves daños en la ciudad, sus habitantes y el propio ejército invasor.
La inteligencia detuvo una invasion
Y así fue como un simple juego de ajedrez y la inteligencia de un hombre lograron detener una invasión. Gracias a ello, Andalucía se salvó de convertirse en un campo de batalla, convirtiendo una cruzada en algo que no pasó de las 64 casillas de un tablero de ajedrez. Esta historia cumple con el refrán “más vale maña que fuerza”.
Realidad o Ficcion?
Realidad o ficción, tal vez nunca se sabrá. Lo que sí es cierto es que Abenamar logró persuadir a Alfonso VI para que no invadiera la ciudad de Sevilla a cambio de un tributo. Sin embargo, no está claro si este precio a pagar fue el resultado de una partida de ajedrez. Obviamente, la realidad de ese intento de ataque frustrado es muy diferente y todo indica que Al-Mutamid solo logró alejar a Alfonso VI mediante un tributo exorbitante.
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Fuentes bibliograficas:
- Tradiciones y leyendas sevillanas (José María de Mena).
- Diario de Sevilla
- ABC de Sevilla
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